domingo, 21 de febrero de 2010

Método conductista "Duermete Niño" del Dr. Eduardo Estivill

Esta entrada a mi blog está dirigida a todos aquellos que se permiter el lujo de opinar sobre cómo educo a mi hija con respecto al "sueño". Nunca que querido rebatir sobre este tema y sobre el Método Conductista "Duérmete niño" (antiguo método Ferber) del Dr. Eduardo Estivill.

Soy una persona muy observadora y considero que tengo una gran capacidad de escucha activa. (Si algo he aprendido durante mi trayectoria profesional en selección de personal, es que la escucha es muy importante y, más aún el saber utilizar los "silencios").

Me encanta escuchar argumentaciones a favor de este método. He pensado mucho en los razonamientos y, en si realmente estoy haciéndolo bien con mi hija y, tras darle muchas vueltas he llegado a la misma conclusión: nunca pondré en prueba el método "duérmete niño" por varias razones que intentaré explicar de la mejor manera que sé, con la finalidad de que te a los que sí practicais el método, os haga dudar en sí Estivill contribuye a la maduración e " independencia" de un niño.
Antiguamente, las madres nada más tener a sus bebés, estaban totalmente protegidas y arropadas por otras mujeres de su "comunidad" que cuidaban de ellas y de su hogar para que pudieran dedicar todas sus energías en atender a sus bebés. La cultura de transmisión de la lactancia y la crianza estaba viva e intacta y siempre había referentes cercanos de esta cultura (madres, abuelas, vecinas, etc.).
Estos bebés estaban fusionados con sus madres: piel con piel, teta a demanda y cada tres horas como ahora recomiendan muchos pediatras, no llorando solos en cunas y nunca bajo los efectos de un cronómetro como propone este método. Y con este tipo de atención no existían ni los famosos cólicos de lactante, ni el stress infantil, ni el falso insomnio, ni muchas otras dolencias actuales que son solo patrimonio de los bebes de crianza desapegada (o eso creo yo).
Desde entonces, las cosas han cambiado muchísimo en cuanto a la crianza de nuestros hijos. Ahora este tipo de crianza de apego ha sido borrada prácticamente del mapa por otra en la que los padres están solos, con bajas de maternidad insignificantes, con gran presión y siendo analfabetos en temas de crianza (ojalá los bebés nacieran con un manual de instrucciones debajo del brazo y no con un pan como dicen).

Bajo mi punto de vista, y en función de mi experiencia como madre, he llegado a la conclusión de que la incertidumbre que sentí al enfrentarme a la maternidad hizo que la Soledad se convirtiera en el enemigo público número uno de mis malos momentos de cara a la crianza de mi hija. Además ella fue la culpable de mis momentos de angustia, tristeza, desorientación, incapacidad de escuchar mi corazón, y como consecuencia de ello intenté buscar unas normas externas y "normalizadas" que me aportaran cierta tranquilidad de que hacia lo correcto a través de diferentes fuentes como mi familia, vecina, pediatra, libros de gurús de la crianza, revistas,… que conforman toda la ideología de lo que hoy entendemos (o entiendo yo) como crianza oficial.
He tenido que escuchar miles de veces lo que debía o no debía hacer con mi hija y que viene a decir cosas como: no la cojas en brazos que se malcría, no la muevas el cochecito que se acostumbra, no la cojas, déjala llorar!, y no duermas con ella que luego ya verás que mal lo vas a pasar cuando la pases a su cama,etc.

Tras leer mucho sobre la crianza natural y más concretamente a autores como Laura Gutman, Rosa Jové y Carlos González, he llegado a la conclusión de dejarme llevar por mis instintos animales ya que entiendo que existen otras alternativas a los métodos conductistas consistentes en dejar llorar a los niños, aunque se entre en su habitación a intervalos regulares de tiempo, para lograr tanto que los niños duerman, como que jueguen solos, o tengan conductas que los adultos consideramos aptas o correctas, además de fomentar la independencia como tú sostenías.
No por ello, me volveré una persona irrespetuosa para quienes aplican este método, ni mucho menos, sino que quiero hacer ver que existen puntos de vista diferentes y alternativos al mismo. Porque si se ignora a un niño mientras llora, se puede minar la confianza que ha depositado en sus padres, aprender que no puede contar con ellos cuando esté inquieto o alterado, también puede despertar sentimientos de indefensión impotencia y miedo.

Evolutivamente, los niños a medida que crecen abandonan el hábito de dormir con los padres por su propia voluntad, cuando están maduros para ello, aunque los padres no pongan reparo a que el niño duerma con ellos, él dejara de hacerlo por propia iniciativa cuando esté preparado al igual que han dejado el chupete o el pañal. Cada niño tiene un proceso madurativo diferente. Parece ser, tras varios estudios realizados con niños de 0 a 5 años, que disminuye mucho el tanto por ciento de niños que duermen con sus padres a partir del tercer año de edad, por lo que a mí me queda un añito más de dormir con mi niña. Lo que está claro, es que ha de llegar una edad en que los niños no necesiten el contacto físico de sus padres para conciliar el sueño.

Entiendo que la madre que deja llorar a su hijo, lo que siente cuando al oir a su bebé llorar es lo mismo que sentí yo!! ya que dejar llorar a un niño hasta que se resigna y se calla, hasta que entiende que su necesidad de contacto físico, que es completamente legitima no va a ser atendida, es una crueldad desde mi punto de vista pero respetable para todos aquellos que no lo entienden así. Deberíamos plantearnos y comenzar a entender que cuando oímos llorar a un niño quizás es simplemente por que nos adora y nos necesita y, no porque nos "están tomando el pelo" o "porque saben latín"....
Os dejo un vídeo que me encanta y, que refleja que cada niño tiene cualidades y virtudes diferentes que les hacen ser únicos y maravillosos. En este vídeo se reflejan los comportamientos educativos estandarizados que pretende establecer la sociedad dentro de un mundo donde, por razones desconocidas un pequeño "bichito verde" se desmarca de esos patrones y logra desconcertar a sus padres y al resto de personas que lo rodean.

http://www.flixxy.com/film-school-short-animation.htm

Asimismo, me he permitido extraer pequeños fragmentos de cosas que he leído en contra del método Estivill y que me han ayudado a reconfortar más aún mis creencias con respecto al mismo:

".. El niño pequeño a cuyo llanto se responde ahora, más adelante será el niño lo bastante confiado para demostrar su independencia y su curiosidad. Pero el niño al que se deja llorar puede desarrollar cierto sentido de aislamiento y desconfianza y puede volverse introvertido, apartándose del mundo que no responde a su llanto. Y más adelante en su vida, ese niño puede seguir enfrentándose al stress tratando de desconectarse de la realidad. Algunos incluso han llegado a afirmar:-Déjelo que llore para que no se mal acostumbre, que el llanto es bueno para los pulmones. Yo les digo, si el llanto es bueno para los pulmones, ¡entonces el sangrado es bueno para las venas!..”
Dr. Lee Salk (Director de Psicología pediátrica del Centro Médico del Hospital Cornell, de Nueva York)



“....En el ámbito de la psicología y la psicopatología evolutiva hay evidencia más que suficiente de que dejar llorar a un bebé, sin darle respuesta, es nocivo para su desarrollo, no solo emocional sino también cognitivo
(existen muchas referencias bibliográficas concretas).

Un libro (que en alemán se titula “Gelernte Hilflosigkeit” algo así como “Desamparo aprendido”) plantea que los niños a los que se deja llorar y llorar aprenden que ellos no pueden generar una respuesta de su medio ambiente, algo así como que a nadie le interesan sus necesidades e insatisfacciones y que están solos frente al mundo; que nadie puede ayudarlos. Como se imaginarán ¡esto no puede ser bueno para el desarrollo psicológico de los niños! En un estudio sobre la interacción madre-hijo en el que participé, pudimos ver que los niños que presentaban un mayor nivel de desarrollo cognitivo y socio-emocional tenían mamás muy reactivas (es decir que reaccionaban a la mas mínima señal de los niños).

Lamentablemente de la misma manera en que hay grandes profesores y doctores que se manifiestan en contra de dejar llorar a los niños en pos de alguna meta, hay grandes profesores y doctores que proclaman y publicitan medios milagrosos basados en los contrario (o sea ¡dejar llorar a los niños!)..." Dra. Patricia Trautmann (Psicóloga).

"...Mi segunda obsesión, después de la lactancia, es la relación madre hijo, tan atacada por esas modas modernas de dejar llorar a los bebes, hacer que duerman solos y no “malcriarlos”. He encontrado un párrafo sobre el comportamiento de los gansos, en un libro de Konrad Lorenz (Estoy aquí…¿Donde estas tu?) que creo puede resultar muy útil para convencer a algunos colegas reluctantes de que los bebes no lloran para tomar el pelo a sus madres, sino porque realmente necesitan estar junto a ellas:

“Un ansarón que ha perdido a sus padres no lo lamenta en silencio, sino que llora con todas sus fuerzas. Es decir, emite el silbido del abandono. Es absolutamente incapaz de dedicarse a otra actividad. No come, ni bebe, solo vaga llorando. Si no se logra calmar pronto el llanto de los ansarones, los animales podrán sufrir graves dolencias. En circunstancias naturales, esos “extraviados” tienen escasas perspectivas de supervivencia mientras no encuentren a sus padres. Solo en casos muy excepcionales consiguen relacionarse con otra familia o una pareja de padres adoptivos. Por eso, para el ansarón tiene pleno sentido el agotar hasta la última chispa de su energía para reunirse con los perdidos.” ¡Esto es lo que ciertos expertos llaman “llanto nocturno por malos hábitos aprendidos”!
Dr. Carlos González (Pediatra)

Pero si quereis más ratificación de lo que digo, aquí te va una opinión experta acerca de dichos métodos. En esta opinión se hace referencia también al famoso libro “Duérmete niño” que aconseja estas prácticas disciplinarias:

“Hay que ser muy prudente en este tema porque es cierto que hay trastornos muy graves en el sueño infantil y que hemos de intentar solucionar en bien del niño. Pero no creo que hablemos de esto sino más bien de niños que les gusta más dormir acompañados que solos; niños que se despiertan por la noche más de lo que los padres desearían etc.. Es decir niños sin ningún trastorno grave. En este caso sí que es verdad que casi la mitad de la población infantil sufre estos problemas, pero también es cierto que la mayoría de embarazadas en el último trimestre se despiertan más veces durante la noche para ir a mear y eso no es ni grave ni perjudicial. Lo mejor es buscar un MÉTODO PARA PADRES y no para los niños. Hay cosas que funcionan como explicar las ventajas del co-lecho para estos problemas, que aprendan a aceptar a sus hijos o simplemente que analicen si es de verdad un problema o solo algo que les molesta a ellos. Hay muchos más pero estos son los más usados.

Pero en ningún caso hay que dejar llorar al bebé. Parte de los problemas que pueden derivar de esos métodos es lo que en castellano denominamos “indefensión aprendida” y en Inglés “Learned Helplessness”.

No hay ningún método efectivo al 100% para dormir a los niños. Hasta el mismo Dr. Estivill reconoce que hay trastornos serios (terrores nocturnos, pesadillas, sonambulismos etc.…) para los cuales su método no funciona.

En el caso de los problemas “menores” (despertarse durante la noche, querer estar con los padres etc.…) el método no funciona siempre. Debido a mi profesión conozco gente que han tenido recidivas al cabo de un tiempo de que el método les había funcionado y otros a los que nunca funcionó.

Yo no sé como duerme el Dr. Estivill. Me imagino, que como la mayoría, se acostará más pronto o tarde según el trabajo que tenga, según el programa de la televisión que esté mirando, según el sueño le apremie o depende de si hay cena con amigos en donde las sobremesas se alargan hasta la madrugada. Después, ya en la cama, leerá un ratito hasta que, cansado, dé media vuelta y quede dormido abrazado a su mujer que le da un beso de buenas noches. De madrugada se despierta (hoy estaba salada la comida y tiene sed), pero no es la única vez (! Maldita próstata!). Lo peor son aquellas noches en que se desvela y pasea un rato por la casa para no despertar a su esposa. Pero ahora, si esto le sucede, ya no pasea, puesto que medita sobre un “método” para dormir niños. Veamos: Acostarlos a la misma hora. Nada de cuentos, lecturas, canciones…Ni de besos, abrazos (!Sobre todo no compartir nunca la cama!). Si se despiertan de madrugada hay que dejarles llorar porque pueden pasar doce horas sin beber, solos…es decir, !han de aprender a dormir como los mayores!.
Dra. Rosa Jove (Psicóloga)
Finalmente, te envío este enlace con dos videos sobre el método Estivill:

http://www.elblogalternativo.com/2008/12/10/esto-es-el-metodo-ferber-metodo-estivill-2-videos/


Reconocer nuestros errores para ser mejores padres

Cuantas veces se nos olvida qué tipo de padres queremos ser. Se nos olvida el alma pura de nuestros hijos, sus buenas intenciones, el cariño y el amor que nos dedican. Por olvidarse hasta se nos olvida quienes son, qué representan en nuestras vidas.
Porque además de padres, somos seres humanos que se equivocan. Pero lo más importante que rectifican e intentan mejorar como personas, como padres.

Acabo de encontrar un vídeo maravilloso, con un poema excepcional de Enrique Rambal sobre todo esto que acabo de exponer. Un padre relata un día cualquiera donde el reproche y el enfado es protagonista. El hijo se lo paga con un abrazo de los de verdad, de todo corazón.

Espero que os guste tanto como me ha gustado a mi, que os haga reflexionar y ayude esas veces que se nos olvida quien son nuestros hijos y el papel que tienen en nuestras vidas.
 
http://www.youtube.com/watch?v=jblFjuqcuSk

domingo, 7 de febrero de 2010

Yo no soy una Buena Madre

Yo no soy una buena madre. Y probablemente usted, que me lee, tampoco.

Si usted ha decidido quedarse en casa y consagrase al cuidado de sus hijos es usted una madre hiperprotectora, amén de un parásito, un ser que vive a expensas de otro y a espaldas de las verdaderas preocupaciones y dificultades de la vida.

Si usted trabaja fuera de casa entonces desatiende usted a sus hijos, y nadie valorará el hecho de que tenga usted que hacer verdaderos malabarismos para conciliar la vida familiar y la laboral.

Lo peor de todo es que unas madres y otras van acusándose mutuamente: la que se queda en casa arremete contra la que trabaja, y viceversa, como si no fuera suficiente con recibir los ataques de los pediatras, los psicólogos, los especialistas en sueño, los periodistas, las madres, las suegras y las cuñadas.

Nosotras, las madres de hoy, aseguran ciertos psicoanalistas, somos la fuente de todos los problemas de nuestros hijos, porque tenemos demasiada fuerza y le hemos robado la autoridad a los padres.

Si su hijo es hiperactivo, si tiene rabietas, si insulta a otros niños en el colegio, la culpa será siempre de usted, porque o bien le consiente demasiado o bien no le atiende lo suficiente.

¿Y dónde están esos padres a los que les hemos robado la autoridad? ¿Cuánto han luchado para defenderla?

Nadie culpará al padre, nadie cuestionará nunca que el padre trabaje fuera de casa o viaje. Pero ¡ay de usted si lo hace! No solo tendrá que enfrentarse al goteo constante de comentarios más o menos directos o indirectos por parte de su madre, de su suegra, de las madres de los compañeros de cole de su retoño, sino, sobre todo, tendrá usted que lidiar con su propio sentimiento de culpa, que no la dejará vivir.

Yo no soy una buena madre. Trabajo fuera de casa y además viajo. Dejo a mi hija con canguros. Tengo novios y vida social. No le he proporcionado a mi hija ese entorno familiar estable que entronizan los manuales de pediatría y las revistas de papel couché.

No soy una buena madre pero pago las facturas de mi hija (el colegio, la comida, los canguros, la ropa, los juguetes, el pediatra y, muy a mi pesar, las Barbies), apenas duermo para poder llevarla al colegio todos los días, dedico la mayor parte de mi tiempo libre a su cuidado y todo mi espacio mental a pensar en ella.

No soy una buena madre, como no lo somos ninguna. Es lo más parecido a lo que vivíamos en la primera adolescencia. La que intimaba con los chicos era una p**a, la que se resistía era una estrecha: no había término medio.

El caso es que nunca llueve a gusto de todos y una mujer nunca hace las cosas bien.

A la madre nunca se le valora lo que hace y para colmo no tiene derecho a quejarse, so pena que se le diga que... es una mala madre.

Nuestra sociedad es perfeccionista y quiere individuos perfectos. Superhombres que se afeiten con acabado impecable, que conduzcan coches que apenas hagan ruido, que vayan al gimnasio tres veces por semana.

Supermadres de brillante sonrisa y silueta juncal, triunfadoras en todos los ámbitos, adoradas por sus maridos y respetadas por sus jefes, criadoras de niños sanos y emocionalmente estables.

Nuestra sociedad ha convertido el goce en un modelo, y el goce inmediato en el valor supremo.

Y un niño no es goce ni inmediatez. Un hijo implica renuncia y perspectiva. Y sobre todo, implica aceptar que la perfección no existe.

Usted, que me lee ¿está con los nervios de punta porque no le da tiempo a hacer todo lo que debería?, ¿tiene diez kilos de más?, ¿no tiene tiempo para ir al gimnasio y, si lo tuviera, lo emplearía en dormir?, ¿desearía que a veces fuera él el que se ocupara de la compra, de la colada, de los biberones y de la visita al pediatra?, ¿a veces se enfada, a veces está harta, a veces llora y a veces, muchas veces, no está en condiciones de dar lo mejor de sí misma? Estupendo. Bienvenida al Club de las Malas Madres.

Recuerde: no somos las mejores pero somos la mayoría.

Lucia Etxebarria

Cuando leí este libro, me sentí totalmente identificada con la experiencia que Lucía Etxebarria mostraba en el mismo. Ahora que he retomado mi actividad profesional, vuelve a recaer en mí ese sentimiento de "mala madre" que esperemos que algún día mi hija me sepa reconocer y agradecer.
Si algo he aprendido en esta nueva experiencia como mujer, es que es más importante la calidad del tiempo que dedicamos con nuestros hijos que la cantidad que invertimos.

Papá y Mamá, hoy te quiero decir.................

No me des todo lo que pida, a veces yo sólo pido para ver cuanto puedo obtener.

No me des siempre órdenes; si a veces me pidieras las cosas lo haría con más gusto.

Cumple tus promesas; si me prometes un premio o un castigo, dámelo.

No me compares con nadie, si me haces lucir peor que los demás seré yo quien sufra.

No me corrijas delante de los demás, enséñame a ser mejor cuando estemos a solas.

No me grites, te respeto menos cuando lo haces y me enseñas a gritar.

Déjame valerme por mí mismo ó nunca aprenderé.

Cuando estés equivocado admítelo, y crecerá la opinión que tengo de ti.

Haré lo que tú hagas, pero nunca digas y no hagas.

Cuando te cuente mis problemas, no me digas no tengo tiempo; compréndeme y ayúdame.

Quiéreme y dímelo, me gusta oírtelo decir.

Welcome to Planet Earth

Gracias Mónica por enviarme este video realizado por cuatro estudiantes de la Universidad de ESMA Film School in Montpelier, France.

Gracia por transmitirme y hacerme entender que cada niño es diferente y posee diferentes patrones de conducta y comportamiento que los hace únicos frente a lo que la sociedad que quiere establecernos como "modelo a Seguir" unos patrones de conducta determinados.

Espero que lo disfruteis tanto como yo lo he hecho.

sábado, 6 de febrero de 2010

Estuve a Punto de.....


Gracias Miguel, por deleitarnos con esta preciosa letra de tu nuevo trabajo Cardio que lanzarás el próximo 9 de Marzo.

En muchísimas situaciones nos sentimos a punto de...y sobre todo por un beso: ay, ay, ay por un beso!!!

Estuve a punto de,
a casi casi nada,
a punto estuve de,
partirme bien la cara.
Pa siempre atarme al pie de,
la perra de tu cama.
Estuve a punto de,
romperme hueso a hueso.
A punto estuve de,
lo que se dice muerto.
Estuve a esto de,
colgar mi vida de un...
¡ay, ay!,
solo a esto,
ay, ay,
por un beso, ¡ay!
-
No tiene na que ver,
na tiene que ver el miedo,
sencillamente fue que,
sentí la soga al cuello,
conté con peligro,
y di un tajo neto a tiempo.
Al filo, a esto de,
colgar mi vida,
Ay ay,
solo a esto,
Ay ay,
Por un beso hay.
-
Y no, nada tiene que ver,
na tiene que ver mi celo.
Tu boca, tu cintura,
que no nos divida el cielo,
en dos mortalidades,
mitad locura y verso,
y a esto de,
me dije stop.
Colgar mi vida de un,
ay ay solo a esto,
ay ay por un beso,
ay ay,
solo a esto,
ay.
Colgar mi vida de un,
ay ay solo a esto,
ay ay,
por un beso ay.
-
Pensar que estuve a esto,
a casi casi nada,
por culpa esto de,
la perra de tu cama.
A punto y a esto de,
liarla bien liada,
a esto estuve de,
colgar mi vida de,
ay ay solo,
a esto,
ay ay,
por un beso ay ay,
solo a esto,
ay.
Colgar mi vida de un,
ay ay solo a esto,
ay ay,
por un beso,
ay.
-
Estuve a esto de,
ay ay,
solo a esto,
ay ay por un beso ay
solo a esto,
ay.
Colgar mi vida de un,
ay ay solo a esto.


EL ÁRBOL CONFUNDIDO

Había una vez -en algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo-, un hermoso jardín, con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos felices y satisfechos.

Todo era alegría en el jardín, excepto por un árbol profundamente triste.

El pobre tenía un problema: "No sabía quién era"...

Lo que le faltaba era concentración, le decía el manzano, - Si realmente lo intentas, podrás tener sabrosísimas manzanas-. -¿Ves qué fácil es?

No lo escuches..., exigía el rosal. Es más sencillo tener rosas.. ¿Ves qué bellas son?

Y el árbol, desesperado, intentaba todo lo que le sugerían, y como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado.

Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, le dijo: No te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo de muchísimos seres sobre la tierra. Yo te daré la solución:

¡No dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas. Sé tu
mismo, conócete, y para lograrlo, escucha tu voz interior!

Y dicho esto, el búho desapareció.

¿Mi voz interior?... ¿Ser yo mismo?... ¿Conocerme?... Se preguntaba el árbol, desesperado,...

¡CUANDO DE PRONTO, COMPRENDIÓ!

Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo escuchar su voz interior diciéndole:

Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera, porque no eres un rosal.

¡Eres un roble! Y tu destino es crecer grande y majestuoso. Dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros, belleza al paisaje... Tienes una misión: ¡Cúmplela!.

Y el árbol se sintió fuerte y seguro de si mismo, y se dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba destinado. Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos. Y sólo entonces el jardín fue completamente feliz.

Yo me pregunto, al ver a mi alrededor, -¿Cuántos serán robles que no
se permiten a si mismos crecer?.... ¿Cuántos serán rosales que, por
miedo al reto, sólo dan espinas?.... ¿Cuántos, naranjos que no saben
florecer?

En la vida, todos tenemos un destino que cumplir, un espacio que
llenar. No permitamos que nada ni nadie nos impida conocer y compartir
la maravillosa esencia de nuestro ser.

De profesión: Mamá!!!!


Sabes lo que tu y yo somos? me pregunto antes que yo pudiera darle una respuesta, que la verdad, no sabia cual era.

A lo que me refiero es a si trabaja usted o es simplemente es una....
Claro que tengo un trabajo, - le contestó- soy una mamá.
'No ponemos mamá como opción, vamos a ponerle ama de casa'.

Me volvieron a preguntar en una situación diferente:

'¿Cuál es su ocupación?' Que me hizo contestarle esto, no lo sé, pero las palabras simplemente salieron de mi boca:

'Soy Investigadora Jefe en el campo del Desarrollo Infantil y Relaciones Humanas.'
La funcionaria se detuvo, el bolígrafo quedó congelado en el aire y me miró como si no hubiese escuchado bien.

Repetí el título lentamente, poniendo énfasis en las palabras más importantes. Luego, observé asombrada como mi pomposo anuncio era escrito en tinta negra en el cuestionario oficial. - 'Me permite preguntarle', dijo la funcionaria, con un aire de interés, '¿qué es exactamente lo que hace usted en este campo de investigación?.

Con una voz muy calmada y pausada me escuché contestarle:

Tengo un programa continuo de investigación (¿qué madre no lo tiene?) en laboratorio y en el campo' (normalmente me hubiera referido a lo anterior como dentro y fuera del hogar). Estoy trabajando en la obtención de mi doctorado (la familia completa) y ya tengo cuatro asociadas (todas mis hijas).

Por supuesto que el trabajo es uno de los que mayor demanda tiene en el campo de humanidades (¿alguna madre está en desacuerdo?) y usualmente trabajo un mínimo de 14 horas diarias (en realidad son más, como 24). Pero el trabajo tiene muchos más retos que cualquier otro trabajo y la remuneración está más ligada al área de la satisfacción y crecimiento personal que a la monetaria. Se podía sentir una creciente nota de respeto en la voz de la funcionaria mientras completaba el formulario.

Una vez terminado el proceso, se levantó de la silla y personalmente me acompañó a la puerta.

Al llegar a casa, emocionada por mi nueva carrera profesional, salieron a recibirme tres de mis asociadas al laboratorio, de 13, 7 y 3 años de edad.

Arriba podía escuchar a nuestro nuevo modelo experimental, en el programa de desarrollo infantil (de 6 meses de edad), probando un nuevo programa de patrón en vocalización.

¡Me sentí triunfante! ¡Le había ganado a la burocracia! Había entrado en los registros oficiales como una persona más distinguida e indispensable para la humanidad que en vez de 'una madre más'. La maternidad..., qué carrera más gloriosa, especialmente, cuando se ejerce con toda la dignidad y cariño del mundo.